domingo, 7 de octubre de 2012

Impublicable XIV.


Al llegar a lo más profundo,
y respirar el
agrio dulzor de tus entrañas,
quién podría
hospedar alguna mentira
en una lengua tan torpe
y a éstas alturas,
de la madrugá,
Le cedo el paso a la confidencia,
y declaro,
ante la inmensa soledad
que está al frente,
con ésta rabia con olor a vino,
y con éste amor,
encerrado
en ésta botella,
polarizada
por varias
indirectas errantes...
'qué más da,
qué puede importar
una derrota a los veinte y algo,
qué es una pena,
para un cabernet sauvignon,
que no sabe
lo que es esperar
en una copa,
unos labios
que no llegan'.

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